sábado, 29 de septiembre de 2012
Cuento 2
Cuento 2 Sueño geométrico
Papá, soñé algo muy curioso, quieres ¿qué te lo cuente?
- Claro siempre te escucharé.
- Mira estaba en un gran cuarto rodeado por la clase de gente más curiosa. Parecía que estaban encerrados y veían algo con detenimiento.
- Había sillas con formas que me recordaron a las hermanas de mamá y anotaban garabatos sobre una superficie parecida al tío Blas.
- Lo más raro de ese sueño, es que discutían largo y tendido sobre nosotros.
- Sí, toda nuestra historia familiar estaba escrita ahí. Los trazos no eran definidos y con frecuencia borraban.
- Al frente de ese cuarto estaba parado un ser singular. Cabello negro, ojos negros y tez tostada por el Sol además de un cuerpo firme y voluminoso.
- Les hablaba con paciencia de nuestra vida. De nuestros lados, ángulos y conocía hasta lo más íntimo de nosotros; nuestras propiedades como la simetría y la forma más secreta de nuestro ser.
- Lo más horrible de todo era el modo en que borraba a cada miembro de nuestra familia. Lo hacía con un pedazo de tiza blanco y vertical y agitando la mano.
- Sin duda que esto que soñé fue una pesadilla. ¡Imagina un mundo así, donde sólo seamos usados!
Papá, acabó de tener un sueño muy vívido. Quieres saber de ¿qué trató?
- No me interesa del todo, recuerda que lo que sueñes es únicamente un reflejo de tu alma.
- Te lo contaré de todos modos, dijo el joven con firmeza.
- Era un mundo extraño y singular. En él las figuras que estudio en la Universidad cobraban vida y dialogaban entre sí.
- Tenían familias, convivían y conocían la eternidad. Disfrutaban de su mutua compañía y se veían como iguales.
- Sí, te lo dije, eso que tú sueñas es fruto de tu pensamiento en la vigilia.
- No dudo de tu palabra, aunque hay algo que no te he dicho.
- Puedes decirlo, eso no me hará cambiar de opinión.
- Parecía que tenían conciencia de verdad y su única tristeza era ser borrados u olvidados en los anales de la historia.
- Conocían la eternidad, aquella que es fugaz, cuando logré despertar agradecí a Dios el poder ser un humano.
- Claro, hijo, el vivir como humano es la vida intermedia entre los dioses y las bestias. Somos animales y aun así podemos entender cómo gira el Universo.
“Muy curiosos y singulares, eso son los sueños.”
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