sábado, 29 de septiembre de 2012

Cuento 5

Cuento 5 Noche: la luna (Alegoría) Soy un fanático de la noche. He nacido en ella y a ella volveré. El aire frío entra a mi habitación y me invita a salir y recorrer las calles. Calles vacías con una gran ausencia de tedio cotidiano, los ecos de la noche me llaman y me invitan a su bacanal. La ciudad en la que vivo es el ombligo del mundo. Tan cosmopolita y llena de belleza natural y artificial. El instinto me llama y el sistema hormonal libera las concentraciones apropiadas de químicos. Mi sangre está llena de ellos y ella lo sabe. Ese es su juego, esperar a que me acerque más y me queme con su corazón. Ella aguarda y espera. Sin duda que mi mejor amante es la luna, es mi manto y ella cubre con sus rayos esa inmensa noche. Le interrogo al Creador, el por qué ponerla tan lejos. El nunca respondió y sólo observé una delgada línea de humo correr por el cielo. Es una estela que va alejándose, yo la observo y encuentro a la Nada. Sin embargo, mi gran amor a La Luna, es casi creciente. Sería maravilloso dormir y amanecer con ella a tu lado. Su blanca luz baña el espacio infinito e imagino lo maravilloso que sería tenerla entre mis manos y abrazarla, con una ternura y un amor propio a aquella diosa que hemos olvidado. Los poetas le cantan y los amantes llenos de lujuria son bañados por su luz y así son purificados de todos sus engaños y traiciones. Algún día, mi mujer y yo viajaremos a esa Luna, siempre girante y que aparece y desaparece a ratos. Haremos el amor como dos plantas entrecruzando sus ramas. La noche con sus gritos y rumores callará y la luna brillante nos alumbrará. Será maravilloso, sentir el calor que me conecta con el tren ovárico y el frío estelar que habita en las galaxias. Polvo y más polvo. Soy un hijo de la noche y ella abre sus brazos, su invitación es fuerte y su enigma es propio del último teorema por demostrar. Luna, luna, no te alejes de mí…

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